A tientas me repliego
en mis orillas.
Son sus límites
los que contraen el tiempo
convirtiendo su triste muerte
en gotas de niebla y arena.
Avanzo a tientas sin querer.
Allá a lo lejos
resuena la llama de mi voz
quiero alcanzarla
y el eco traicionero me contesta.
Siento los golpes de estos muros
quebrados
exhalando.
Quejidos huecos
de un sucio sudor de vida inerte
tan cerca del dolor que
a sus paredes muerde.
Pido y suplico
lloro y respiro
A tientas avanzo, me arrastro y desespero:
cuánta espera limítrofe me queda
eco sin voz
sin forma
pared de hiel que empuja
me gotea.